Francesco Tonucci: Frato
La actividad evaluadora como
parte de la realidad educativa está presente en todos los contextos y es una
tarea a cumplir como parte de la labor docente. Sin embargo, dicha práctica
corre el riesgo de convertirse en un mecanismo de control por parte del
evaluador, si es que no se vuelve la mirada, ni se cuestiona el propio sistema
a partir de una revisión de las propias prácticas docentes.
¿Cómo saber que los alumnos
realmente saben? Cómo saber que realmente están aprendiendo, si incluso se
percibe que parte del trabajo en clase está destinado a preparar a los
estudiantes para la evaluación más que destinado al aprendizaje.
Nos dice Tonucci que el profesor no es el saber
sino el mediador del saber. La relación entre saber y poder ha sido más que
estudiada por Michael Foucault quien señala que los sistemas de poder generan
los tipos de sujetos que necesitan para legitimar su permanencia y que a su vez
éstos definirán identidades que sirvan para el control de los sujetos. Entonces
quién uno sea dependerá de lo que la socialización pretende o determina quién
sea. Sí, vigilar y castigar. En términos de
evaluación: “El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de
la sanción que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que
permite calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una
visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona.”
Por tanto, no resulta extraño que
se termine asociando a la evaluación con verbos como etiquetar o clasificar. Cuando
la evaluación pierde la perspectiva ética, que en teoría es inherente a
ella, se tiende a abusar del poder y a
expulsar del sistema a quienes no encajen. Perrenoud señala que a partir de la
evaluación se desprenden los juicios valorativos que dan lugar al éxito o
fracaso escolar.
Asimismo, hay que
tener en cuenta que los aprendizajes no se pueden programar de manera mecánica
como si fueran productos de una fábrica, en la misma medida que se pretende una
evaluación más humana que técnica. Una
evaluación ética, aspira a una objetividad aunque ésta en la mayoría de los
casos no llegue a cumplirse, pero que implica permanecer siempre alerta a los prejuicios
y etiquetas para que dichos sesgos no afecten a la evaluación.
Referencias bibliográficas
Foucault, M. (1999). Vigilar y castigar. Barcelona : Círculo de Lectores. Pág. 274.
Perrenoud, Ph. (1996). La construcción del éxito y del fracaso escolar. Madrid: Morata
Tonucci, F. (1990). ¿Enseñar o aprender? Barcelona: Graó.
Bonus
Noam Chomsky sobre evaluación: "Los exámenes pueden ser una herramienta útil si contribuyen a los fines constructivos de la educación, pero si sólo se tratan de una serie de obstáculos que hay que superar pueden no tanto carecer de sentido como distraernos de lo que queremos hacer."
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